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jueves, 11 de agosto de 2011

Nizar Qabbani "La gatita siamesa"

Fátima se quita los zapatos...

y se acurruca,

cual gatita siamesa, en el hueco de mi mano.

Deja el bolso

y las bolsas de compras en el sofá...

y entra

en la primera arteria que encuentra.



Fátima se despoja de sus nombres

y declara con impresionante coraje

que será mi mujer.

Se quita los pendientes

y las pulseras.

Deja los anillos,

las horquillas del pelo,

sus recuerdos y sus monótonos días en el suelo

y se introduce, como una planta de cacao, bajo mi ropa.



Fátima coloca un gran retrato suyo en el cuarto de estar,

elige el color de mis cortinas

y el color de mis cuadernos,

me impone sus gustos en la comida y en el amor

y ronronea de placer

cual gatita siamesa.



Fátima entra

envuelta en el torbellino de su pelo negro,

deja sus revistas femeninas en mi mesa,

el camisón en mi armario

y las peinetas en el cajón;

coloca su cepillo de dientes

junto al mío,

y comprendo que ha decidido ocuparme.



Fátima está cansada de la forma de sus pechos

e intenta diseñarlos de nuevo,

está cansada de su ombligo inmóvil

y le ordena que se transforme en pájaro.

No hay nada tan admirable como Fátima

cuando sale del domicilio conyugal

y corre, como un potro,

bajo el sol de la libertad.



Fátima encabeza una revolución histórica contra su cuerpo:

el poder se rinde.

Encarcela a sus ministros,

a sus consejeros,

a Qays ben Al Mulawwah

a Yamil-Buzayna

a todos los poetas udríes,

a los que escriben sobre el arte del amor

sin haber tocado ni un dedo de mujer...

a los que hablan de sus conquistas amorosas

sin haber logrado ni un lance,

ni un beso,

ni un infarto

y a los que escriben sobre el infierno del sexo

sin haber cohabitado ni con una mosca.

Fátima anuncia ante las multitudes que han acudido a entronizarla,

en un momento de sinceridad, poco común a los árabes,

que ella es mi amada.



Fátima rechaza todos los textos de dudosa veracidad

y comienza por la primera línea,

rompe todos los manuscritos que los hombres compusieron

y comienza por el alfabeto de su feminidad,

tira todos sus libros escolares

y lee en el libro de mi boca,

emigra de las ciudades de polvo

y me sigue, descalza, a las ciudades de agua,

salta del tren de la yahiliyya

y habla conmigo el lenguaje del mar,

rompe su reloj de arena

y me lleva con ella fuera del tiempo...



Fátima cree

-y ella siempre tiene razón-

que el movimiento de la historia comienza en sus ojos,

que el primer hombre

construyó su cueva entre sus pechos,

que el lenguaje, si no fuera por ella, no se plasmaría,

la música no tendría sonido

ni los colores tonos,

y que la poesía -si retirase la mano de ella-

cerraría la puerta

y se suicidaría..



Me fascina la decisión de Fátima

cuando, de piedra circular, se transforma

en fuente de casa andaluza,

de poema rimado

en paloma que se posa en mi hombro

y de esclava en el país de Harún Dieciséis

en reina en el palacio de la poesía...



Me fascina la insensatez de Fátima

cuando traspasa las señales rojas

que los historiadores pusieron en torno a sus palabras

y en torno a sus sueños

y los sacrifica en sus jaimas,

uno a uno..

Me fascina la exageración de Fátima

cuando despide a todos sus guardianes

y me nombra guardián de sus pechos

por un sueldo de diez mil besos

por noche...



Amo a Fátima

cuando se bebe el café matutino

y me bebe,

y la quiero más

cuando me asegura

que dominará el mundo

y me dominará.



He sorprendido a Fátima

pescando un pez rojo

en las riberas de mi sangre.



Fátima me encarcela en sus pestañas

y no sé cuándo termina la noche

y comienza el día.



De la mano de Fátima

he aprendido a ser buen escritor

y buen combatiente,

y he aprendido a amarla.

De la mano de Fátima

he aprendido que la libertad es una mujer

y que el hombre -aunque sea culto-

es un espía...



Quien no conozca a Fátima

no sabrá que ella es la mayor obra de Dios,

ni sabrá qué es poesía.



Fátima destruye

todos los tarros de la medicina árabe

y todos los presidios del amor árabe,

me saca de la seguridad del texto árabe

y me abre la puerta del valor.



Fátima

es la mujer más importante del mundo

y yo el hombre más importante que la ha amado

y ha llevado las armas con ella.

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